sábado, 20 de junio de 2009

MAX Y ELLA EN BUSCA DEL PAPAGAYO AZUL

Max y Ella a la búsqueda del papagayo azul / Parte 3

Queridos Pandas,
¿queréis saber de dónde venía el graznido que oímos procedente del bosque encantado?.

¡Pues sí, no era otro sino el papagayo de Pandabaeard¡ Pero seguro que os lo habíais imaginado, ¿no?.

¡Sí, el papagayo vivía! Aún … ¡Estaba atrapado en la tela de la araña gigante! Seguro que vosotros también la habéis visto en el boscque encantado. Da bastante asco, ¿verdad?. ¡Y la araña se dirigía directa al papagayo!.

“¡Max, haz algo! ¡No queda mucho tiempo!”, grité a Max presa del pánico.

Pero yo tenía todo bajo control… Je je :)
OK, lo reconnozco, yo también estaba aterrorizado. Pero me acordé de que la araña gigante era especialmente sensible a las cosquillas. Así que empecé a hacerle cosquillas con las plumas del papagayo que encontré por el suelo. Os puedo asegurar que no fue fácil: ¡la araña tenía al menos 6 patas!

Mientras Max distraía a la araña yo aproveché para rescatar al papagayo.

Despúes abandonamos a toda prisa el bosque encantado y corrimos hacia el bar Pirata.

Pandabeard se puso muy contento al volver a ver a su papagayo. En agradecimiento nos invitó a un par de vasos de limonada. Cuando le contamos la historia de la araña gigante con cosquillas se partió de risa. Aunque para mí fue más una historia de terror, no algo tan gracioso. ¿Qué os parece a vosotros?

Aj, tampoco era tan terrible, Ella. Tú estabas conmigo, y yo sabía qué había que hacer :)

Y ahora te crees un héroe, ¿no?. Bueno, la verdad es que fue muy valiente por tu parte.

Max y Ella a la búsqueda del papagayo azul / Parte 2

Queridos Panda-piratas,

el miércoles os contamos cómo Max tiró la jaula y el Papagayo de Pandabeard escapó del bar pirata.

¡Así es, y por culpa de eso Pandabeard nos amenazó con no volver a dejarnos entrar en su bar!

No queríamos corres ningún riesgo, así que decidimos ponernos manos a la obra y buscar el papagayo. Al principio ni siquiera sabíamos dónde empezar a buscar: ¡nosotros no podemos volar!. Pero después se le ocurrió a Max que podíamos mirar a través del telescopio en la cima del volcán. Así que subimos al volcán.

¡Miramos a través del telescopio y encontramos al papagayo muy rápido! Sus plumas emitían un resplandor azul tan brillante que fue muy fácil verlo. Estaba posado en una rama del bosque encantado.

Bajamos corriendo al bosque… ¡pero ya no estaba allí! Sólo quedaba una pluma azul en el suelo.

¿Y si se lo zampó la araña gigante?

¿Y si se lo comió la serpiente?

Ella empezó a llorar.

Pues claro: me daba mucha pena el pájaro tan lindo.

A mi me daba pena no poder volver a entrar en el bar pirata. Estaba muy triste :(

De repente oímos un graznido: “¡Ellll lllaaa, Maaax!“. ¿De dónde venía lel graznido? ¿Era quizá la voz del papagayo de Pandabeard?


Max y Ella a la búsqueda del papagayo azul / Parte 1

Queridos pandas,

Ayer Max metió la pata bien a fondo.

Joooo .. Eso le puede pasar a cualquiera.

Sí, eso es cierto, pero empecemos desde el principio.

Como sabéis ayer estuvimos en el bar pirata. Seguro que vosotros también habéis estado ya. ¿Habéis visto el papagayo en la esquina, con las elegantes y resplandecientes plumas azules?. ¡ Boah, qué bonito! Pregunté a Pandabeard dónde lo consiguió. Él me dijo que es un papagayo muy especial, y sus plumas son muy valiosas. ¡Tan valiosas como diamantes!

Un día el papagayo llegó volando al barco pirata y se posó en el mástil. “Cuando mis hombres vieron el papagayo, se despertó en ellos un ansia irrefrenable”, continuó Pandabeard, “querían desplumarle como se despluma a un pollo, repartirse las plumas y venderlas”. Pero Pandabeard fue más rápido que ellos. Él fue el primero en coger al papagayo y le salvó de una muerte segura. Desde entonces lo cuida como a su propio ojo.

Ah, sí, y por cierto él tiene un solo ojo.

¡Eso es! Así que ya os podéis imaginar cómo de bien lo cuida. Bueno, pues ayer había una bien gorda montada en el bar Pirata: vasos y jarras volaban por el aire, y una alcanzó la jaula del papagayo...

Ejem, si.. Y justo esa la había lanzado yo.

¡La jaula cayó al suelo, la puerta se abrió y el papagayo se escapó!. ¿Os podéis imaginar como se puso Pandabeard con nosotros? “Como no encontréis de nuevo al papagayo y me lo traigáis de vuelta, entonces … entonces … ¡No quiero volver a veros nunca más en mi bar Pirata! ¡Eso es! ¡Quedará prohibido para vosotros!”

Y no queremos que eso ocurra, así que nos pusimos manos a la obra. Pero ¿dónde se busca un pájaro?

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