sábado, 11 de julio de 2009

Max se da un baño

¡Hola a todos!

Os contamos cómo fue nuestro primer día de viaje. ¡Fue genial! Sin embargo la mañana siguiente no fue tan genial… Me levanté y ¡Ella no estaba allí!
¿Dónde podría haberse metido? ¿Y si la habían raptado? A fin de cuentas los osos Pandas son muy valiosos en el mundo real. Salí corriendo de mi cuarto y bajé hasta la calle, aún con mi pijama puesto. Quería cruzar hasta el otro lado, pero había un montón de coches: ¡cómo se pusieron, no dejaban de pitar!. Bueno, al final conseguí cruzar, y entonces ví a Ella que se acercaba andando hacia mí con toda la tranquilidad del mundo, la cara radiante de felicidad. ¿Era una bolsa de papel lo que llevaba en la mano?

¡Ahí traía unos panecillos! Tan sólo fui a comprar nuestro desayuno.

¡Podrías haber avisado!

¡Y lo hice! Sólo que tú dormías como un tronco y no te enteraste.
Tampoco fue para tanto, me encontraste enseguida.

¡Por suerte!

Después nos fuimos a dar un paseo en barco por el río ése, como se llamaba …

Spree

¡Eso es, el río Spree! Pasamos con el barco por delante de una isla con un montón de edificios antiquísimos y enormes. El capitán del barco dijo que se trataba de “La Isla de los Museos”. Aunque la verdad es que Max no hacía el más mínimo caso: estaba muy ocupado dando de comer a los patos. Una vez se asomó tanto por la borda para dar comida a uno de ellos que .. ¡PLUMPS! ¡Se cayó al agua! Yo me partía de la risa.

¿Divertido? ¡Yo sólo quería enseñarte lo bien que sé nadar, Ella!

¡Ja ja! Casi tan bien con los patos.
Mañana cogemos el tren hacia Polonia: ya me encargo yo de que no te asomes demasiado por la ventanilla, Max.


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